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 Atención sanitaria inicial en situaciones de emergencia
Capítulo 2
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL
BÁSICO
 El paro cardiaco súbito resulta de un ritmo cardiaco anormal que hace que el corazón
deje de latir; el ritmo más frecuente generador de paro cardiaco en el adulto es la
fi-
brilación ventricular,
un ritmo caótico que impide al corazón ejercer adecuadamente
su labor de bomba.
Un adulto en fibrilación ventricular nunca tiene pulso.
 En el caso de los
niños,
habitualmente el paro cardiaco es desenlace de una en-
fermedad con resultado de
hipoxia y parada cardiaca
en bradicardia y posterior
asistolia; un niño con falta de respiración y frecuencia cardiaca menor de 60 latidos
por minutos debe ser considerado en parada cardiorrespiratoria.
 La administración inmediata de
masaje cardiaco externo
por testigos y personal sa-
nitario, así como el
uso precoz del desfibrilador
automático o semiautomático ex-
terno, se han demostrado las dos
medidas más eficaces
para la recuperación de un
paciente en parada cardiorrespiratoria. El tiempo es clave: por cada minuto sin reani-
mación se ha tasado un descenso en la probabilidad de supervivencia de un 10%.
 En el reconocimiento de una parada cardiorrespiratoria es necesario recordar la im-
portancia que las boqueadas o
gasping
tienen como signo de parada cardiaca, en es-
pecial si se es operador de teléfonos de emergencias, donde la sospecha de parada
cardiaca debe centrarse en la ausencia de respuesta y la mala o nula calidad de la res-
piración. No hay que dedicar más de 10 segundos al reconocimiento de la parada.
 Todo reanimador debe proporcionar compresiones torácicas de calidad a la víctima
de parada cardiaca. Debe comprimir a una frecuencia de, al menos,
100 compre-
siones/minuto
y no más de 120 hasta una profundidad de al menos 5 cm (4 cm
en lactantes) permitiendo el retroceso completo del tórax; debe reducir al máximo
las interrupciones en las compresiones. Hay que recordar la importancia que tiene
para lograr compresiones de calidad continuadas el cambio de reanimador cada dos
minutos.
 El reanimador sanitario debe usar compresiones torácicas y respiración de rescate
en una relación
30:2 en el adulto y 15:2 en el niño
(si está solo puede usar también
la relación 30:2)
y el lactante
para mantener la circulación y la respiración hasta la
llegada de ayuda médica (hay que seguir las recomendaciones AHA y ERC 2010
para el soporte vital básico).
 Hay que colocar el desfibrilador en cuanto se disponga de él; es seguro su uso en
niños mayores de un año, de elección con parches pediátricos o un software es-
pecífico para atenuar la descarga de la máquina; hay que minimizar las pausas de
masaje antes y después de las descargas del desfibrilador.
 No hay que olvidar la propia seguridad; mantener las
precauciones universales.
El
riesgo de daño con el desfibrilador es bajo, sobre todo si el reanimador usa guantes.
 Es importante mantener un periódico programa de actualización en reanimación
cardiopulmonar para garantizar la competencia profesional en una situación emer-
gente particularmente estresante, como es la atención a un paciente en parada
cardiorrespiratoria.
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